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Como cada año, me planteo nuevos objetivos tanto en el ámbito personal como en el laboral.

Durante el 2017 he podido conseguir uno de esos objetivos: la formación en EMDR.

Gracias a la Asociación EMDR España por trasmitir con tanto entusiasmo cómo el procesamiento de la información reduce la sintomatología y provoca cambios en las creencias ante los pacientes con experiencias vitales adversas y traumáticas, ayudando así a mejorar el funcionamiento en su vida cotidiana.

Y ante todo…

Vivir el presente. Tener en cuenta que lo sucedido ayer no lo podemos modificar y el mañana ya se tratará cuando se presente. Pretender abarcar más de lo que se puede nos lleva a la frustración. El amplio abanico de posibilidades sobre qué hacer nos proporciona más descontento que felicidad. Hace que nos fijemos en lo que no hemos hecho más que en lo que hemos disfrutado.

  Plantearnos estas cuestiones puede hacernos tomar un camino mejor ante el curso que tenemos delante. Pero además, ser flexible y pensar que en cualquier momento podemos reconducir, nos da la tranquilidad a la hora de elegir.